viernes, 14 de marzo de 2014

Los contrastes de Tokio


Hablar de Tokio es hablar de superpoblación y diversidad. Para hacernos una idea, el doble de densidad de población que la Gran Manzana. Tokio es un ejemplo perfecto de una sociedad en la que conviven la tradición de la cultura japonesa con las consecuencias directas del desarrollo y la creación incesante de nuevas tecnologías. Nos encontramos con un tipo de sociedad más que variopinta, la diversidad es una premisa cuando hablamos de Tokio, pero siempre dentro de las costumbres de la cultura oriental, en conclusión: una ciudad de contrastes.





Con los años y la globalización, la cantidad de turistas que han visitado Japón en general, ha conseguido acostumbrar a sus gentes hasta el punto de ser consideradas de las más hospitalarias del globo. El respeto es una constante, se dice que incluso puedes ir al aseo de un restaurante dejando tus cosas en la mesa, aunque no nos animemos a probarlo. Es imprescindible respetar el orden: nos encontraremos con colas para todo, e incluso no sería raro que si te detienes en medio de la calle, alguien se quede detrás de ti esperando que avances. Además del silencio absoluto en metros y trenes, algo a lo que los españoles estamos muy poco acostumbrados, o la prohibición de fumar en las calles pero no en los restaurantes y en ciertos vagones de metro.






La extravagancia está a la orden del día, desde máquinas de vending con las bebidas más extrañas y con colores más llamativos, a nuevos oficios extraños como los “marcadores de cola”, o a los hoteles cápsula donde pasas la noche en una especie de “nicho” con televisión... pero quizá algo de lo que más impacta a nuestra mente occidentalizada es la estética. En Tokio las modas se siguen de manera casi obsesiva, sobre todo por los adolescentes. Hoy en día es difícil encontrar a una veinteañera japonesa que no lleve calcetines con una especie de chorreras con las que nuestras abuelas decorarían un sofá. Aun así, las japonesas a simple vista son mujeres de cuidadísima imagen y cutis perfecto, y no podríamos hablar exactamente de belleza natural, sino de la cantidad de productos cosméticos y postizos que ni podríamos imaginar que existen. Son expertas de la caracterización y el maquillaje, con el ejemplo del doble párpado occidental que ya imitan a la perfección, o la cantidad de adolescentes disfrazadas que nos podemos encontrar por las calles de Tokio.






Cambiando de ámbito, la ciudad más poblada del mundo desde 1.965, que condensa una población aproximada de 35 millones de habitantes, es también hogar de la mayor cantidad de estrellas Michelín y prácticamente uno de los principales enclaves de la gastronomía mundial. De primeras puede venirnos la imagen mental de japoneses comiendo todo tipo de animales e insectos que pocos de nosotros nos atreveríamos a probar, sin ambargo, hablamos de una riqueza gastronomica a todos los niveles que ha dado la vuelta al mundo. Basada casi principalmente en la pesca procedente de la bahía de Tokio, se acepta el término Edo Mae para referirnos a la cocina tokiota. Nos damos cuenta de lo internacional de este tipo de cocina viendo sus platos más tradicionales como la tempura, el soba (fideos chinos) o el sushi.






Las diferencias culturales en todos los ámbitos hacen para la mente de un occidental un gran placer para todos los sentidos el viajar a una ciudad donde se concentran todos los ambientes de la sociedad japonesa.  

5 comentarios:

  1. A día de hoy no tengo entre mis planes de futuro viajar a Tokio. No me gustan las aglomeraciones, no me gustan las largas colas de espera, no me gusta la cocina japonesa ... En fin, habrá que esperar a ver si cambio de idea ...

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  2. Yo todo lo contrario a Virginia , si que está en mis pensamientos pasear por las calles de Tokio .

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  3. Pues Tokyo está en el top de mi lista de lugares que visitar. Me fascina la cultura moderna japonesa.

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  4. Es muy diferente a España,claro que si, como comentas en la entrada, el silencio,las extravagantes modas, yo tampoco me había planteado ir a Tokio, pero bueno en la variedad esta el placer algún día habrá que probar esa hospitalidad.

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  5. Soy una amante del sushi. Cómo decir no a pasar por el cruce de Shibuya, (el más transitado en el mundo)?...

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